CLÍNICA PERIFÉRICA XOCHIMILCO
domingo, 10 de marzo de 2013
domingo, 10 de febrero de 2013
Herbolaria. ¿Cuáles son sus características; chamanes, brujos y médicos?
Seminario de Historia de la Odontología.
Alumno: Torres Del Río Germán.
Herbolaria. ¿Cuáles son sus características; chamanes, brujos y médicos?
“La herbolaria o fitoterapia es el uso de plantas con fines medicinales terapéuticos; ya sea para prevenir o curar enfermedades. Asimismo, a la persona que recoge hierbas o plantas de tipo medicinal se la conoce con el nombre de herbolario”.1
La aplicación de los conocimientos de la herbolaria tiene tanto base científica como histórica. Científica con base en los conocimientos farmacológicos (farmacocinética y farmacodinamia) e histórica con base en la enseñanza de conocimientos ancestrales heredados de generación en generación.
“Los chamanes son individuos a los que se les atribuyen las facultades de curar y de comunicarse con los espíritus, puede indicar en qué lugar se encuentra la caza e incluso alterar los factores climáticas como un clase de vidente. Sus capacidades de curar se basan en el uso de hierbas, raíces y sustancias vegetales”. 2
“Los brujos son individuos que presentan ciertas habilidades mágicas las cuales pueden ser utilizadas con propósitos positivos o maléficos. En la época clásica griega y romana se hace referencia a los brujos como personas que podían invocar por medio de conjuros a los dioses”. 3
Los médicos son individuos profesionales en el campo de la salud y del funcionamiento del cuerpo humano que utilizan sus conocimientos científicos para poder diagnosticar, tratar y curar enfermedades o lesiones que aquejan a los seres humanos con la finalidad de prolongar y mejorar su calidad de vida.
Bibliografía:
1. Anónimo. (2013). Herbolaria. DEFINICIÓN ABC. Obtenido el 27 de enero de 2013 de: http://www.definicionabc.com/salud/herbolaria.php
2. Anónimo. (2013). Chamán. Wikipedia. Obtenido el día 27 de enero de 2013 de: http://es.wikipedia.org/wiki/Cham%C3%A1n
3. Anónimo. (2013). Brujería. Wikipedia. Obtenido el día 27 de enero de 2013 de: http://es.wikipedia.org/wiki/Brujer%C3%ADa
Historia de la medicina ¿Para que nos sirve?
La historia es la que se dedica al estudio de los orígenes de la medicina
y sus avances a través del tiempo.
El
objetivo de la historia es que podamos dominar y comprender el pasado para
poder entender nuestro presente.
Todo
esto comienza por el interés del ser humano, en si desde que entiende su
presente, del cual surgen varias interrogantes, por lo que nos interesamos en
buscar en el pasado y una vez que aclaramos nuestras dudas podemos estar
seguros de que nuestro conocimiento actual.
La
tarea principal de la historia consiste en mantener vivo el recuerdo de
acontecimientos memorables, según criterios que varían en las distintas
formaciones culturales, la función de esta disciplina es conservar en la memoria social un
conocimiento perdurable de sucesos
decisivos para la cohesión de la sociedad, y del saber histórico.
Debemos
tener este interés en la comprensión de nuestros orígenes, esto nos ayudara a
entender nuestro pasado y con ello
podemos tener un mejor manejo de nuestro conocimiento.
Por
lo que concluimos que la historia de la medicina nos ayuda a entender porque es
que se inició a tener conocimientos acerca de cómo sanar a los enfermos y el
porqué de sus males todo esto de acuerdo a determinadas épocas. Con ello nos podemos dar cuenta de cómo evolucionaron
las distintas creencias, métodos y curas para las distintas enfermedades, datos
que nos ayudan a entender la medicina actual.
Bibliografía: Pereyra, C., Villoro, L., González ,L.y cols.
(2005). Historia, ¿Para qué?. México. Siglo XXI editores.
SISTEMAS MÉDICOS
LA MEDICINA EN LA EDAD BARROCA
(SIGLOS XVII A XIX).
La
edad barroca sigue al renacimiento y abarca desde la segunda mitad del siglo
XVII hasta la Revolución industrial a fines del siglo XVIII y principios del
siglo XIX. En este lapso se desarrollaron una serie de grandes sistemas o
teorías médicas que se disputaban el lugar prevaleciente que habían ocupado las
ideas galénicas durante cerca de 1 500 años. Varios sitemas médicos como la
iatroquímica, la iatromecánica, el animismo y el vitalismo, el solidismo, el
brownismo, el mesmerismo y otros más, dieron origen a distintos conceptos de
enfermedad, algunos de los cuales influyeron en la terapéutica empleada en los
pacientes.
Varias de estas teorías siguieron la sugestión de Sydenham, de que
la enfermedad debería estudiarse igual que otros objetos de mundo natural y se
dedicaron a clasificar a los padecimientos en clases, órdenes y géneros, lo
mismo que se hace con plantas y animales.
Desde
el punto de vista cultural un sistema médico es el conjunto organizado de ideas
referidas a una tradición curativa determinada. Desde
el punto de vista del comportamiento, un sistema médico puede verse como un
análogo del orden socioeconómico. Una o más tradiciones médicas se usan para
producir y distribuir servicios y productos médicos en una comunidad o región
determinada.
El
estudio del conocimiento cultural sobre el padecimiento y sus vinculaciones con
diagnósticos diferenciales y acciones curativas se denomina etnomedicina. Los
componentes de comportamiento de los sistemas médicos tienen que ver con las
interacciones sociales de los curadores y sus pacientes en un contexto
cultural y económico.
Los mecanismos
sociales por los que se adiestran los curadores, la división del trabajo entre
estos y la organización de las instituciones a través de las cuales se administran servicios médicos a una
población son todas partes importantes
de los sistemas médicos. Están compuestos por componentes tanto cognoscitivos como de conducta: se
los encuentra en todas las culturas y se los estudia como parte del campo de la
antropología médica. El componente cognoscitivo se centra en teorías de la
etiología de los padecimientos e involucra una taxonomía de categorías de
enfermedad agrupadas por su agente causal.
LA IATROQUÍMICA
El fundador de esta teoría
de la medicina fue Paracelso con su interés en aspectos químicos de la
naturaleza, su postulado de las tres sustancias químicas fundamentales
(mercurio, azufre y sales) y su insistencia en el uso de sustancias químicas en
vez de las infusiones y preparados recomendados por la tradición
galénica. Más cercano
a la Edad Barroca es Johannes Bapista van Helmont (1578-1644), quien
nació en Bruselas y estudió matemáticas, filosofía, astrología y astronomía. Continuó estudiando
leyes, botánica y medicina; de esta última se decepcionó cuando no pudo curarse
de la sarna. En sus viajes conoció los escritos de Paracelso, lo defendió y a
la magia, y propuso que los efectos milagrosos de las reliquias sagradas se
deben a su "acción simpática" y no difieren de la "cura del arma
por magneto".
Legó todos sus manuscritos a su
hijo, quien los publicó en 1648 como Ortos medicinae. Se trata más que
de un tratado de medicina: es todo un nuevo sistema filosófico y religioso,
junto con una proposición para reformar en forma completa a la filosofía
natural. La enfermedad se relaciona con el Archeus, el principio vital
de todo el organismo y no cada una de sus partes. La enfermedad es consecuencia del Pecado Original.
Otro personaje del siglo XVII que
rechazó la teoría humoral galénica es el holandés Franciscus Sylvius (1614-1672), quien nació en Hanau y estudió en París,
donde se graduó de doctor a los 23 años de edad. Las bases del sistema de
Sylvius son la química, los nuevos conocimientos acerca de la circulación
sanguínea y la información reciente de los vasos linfáticos, linfa, ganglios y
páncreas, a lo que deben agregarse ideas antiguas como espíritus y el calor
innato del corazón, pero en cambio rechaza el concepto galénico del pneuma.
Sylvius propone sustituir los cuatro humores clásicos (sangre, flema, bilis
amarilla y bilis negra) por otros tres, que son la saliva, el jugo pancreático
y la bilis; a este triunvirato humoral agrega la idea colectiva de los espíritus
vitales. De importancia primaria son los procesos químicos de fermentación
y efervescencia, así como las cualidades de ácido y alcalino; la saliva y el
jugo pancreático son ácidos y la bilis alcalina. La saliva participa en la
digestión gástrica, mientras la secreción pancreática y la bilis contribuyen a
la transformación del quimo en quilo y heces fecales.
Para Sylvius la sangre es el componente fundamental del organismo, donde se desarrollan los procesos que resultan en salud y en enfermedad; la sangre contiene a la bilis preformada, que se separa de ella en la vesícula biliar pero vuelven a mezclarse en el hígado, donde junto con el quilo producen una fermentación vital. De acuerdo con Sylvius la salud consiste en la realización normal del proceso de fermentación en el organismo, sin la aparición de sales ácidas o alcalinas; en cambio la enfermedad ocurre cuando uno de estos dos tipos de sales surge y prevalece.
Para Sylvius la sangre es el componente fundamental del organismo, donde se desarrollan los procesos que resultan en salud y en enfermedad; la sangre contiene a la bilis preformada, que se separa de ella en la vesícula biliar pero vuelven a mezclarse en el hígado, donde junto con el quilo producen una fermentación vital. De acuerdo con Sylvius la salud consiste en la realización normal del proceso de fermentación en el organismo, sin la aparición de sales ácidas o alcalinas; en cambio la enfermedad ocurre cuando uno de estos dos tipos de sales surge y prevalece.
La terapéutica aplicada por Sylvius era sencilla: eliminar el ácido o el
álcali en exceso. Lo primero se logra con sustancias alcalinas y lo segundo por
medio de ácidos. La efervescencia de la bilis se cura con sustancias
catárticas. Sylvius recomendaba diaforéticos, absorbentes y eméticos, mientras
que repudiaba las sangrías.
Otro médico iatroquímico del siglo
XVII fue Thomas Willis (1622-1675), a quien volveremos a encontrar entre
los animistas. Willis postuló la existencia de cinco elementos, en lugar de los
cuatro galénicos o los tres de Sylvius; éstos eran agua, tierra, sal, azufre y
espíritus. Además, adoptó las ideas de Sylvius sobre la fermentación, pero
rechazó los ácidos y los álcalis del médico holandés. De hecho, Willis asignó a
las fermentaciones todas las actividades corporales y todos los movimientos
internos, que aunque se localizan en el estómago y en el bazo, en realidad se
deben a los espíritus vitales generados en el cerebro, que a su vez
corresponde en su mayor parte al mercurio que, según Paracelso, volatiliza los
cuerpos. Willis cree que las enfermedades,
especialmente las de la sangre, se deben a fermentaciones y efervescencias en
que los espíritus vitales desempeñan el papel principal. Por ejemplo, la
histeria se debe a la unión de los espíritus con la sangre imperfectamente
purificada en el bazo, así como a la falsa fermentación que resulta de ello.
Otro iatroquímico del siglo XVII, el
holandés Cornelius Bontekoe (1647-1695) quien fue médico de Brandenburgo
y profesor de medicina en Frankfurt, en vista de que para "lavar el lodo
pancreático" recetaba a sus enfermos que tomaran 50 tazas de té de una
sola vez, o 100 tazas en el curso de un día; otras dos recomendaciones eran que
los pacientes fumaran tabaco en forma constante y usaran opio con generosidad.
No es de extrañar que fuera uno de los profesionales más famosos de su tiempo,
que tuviera numerosa clientela y un grupo grande de médicos seguidores de su
"sistema".
La escuela iatroquímica perdió el
prestigio con que contaba en varios países europeos a mediados del siglo XVIII,
en parte por el surgimiento de la escuela iatromecánica y del animismo, y en
parte porque la influencia de Sydenham y de Boerhaave alejó a los médicos y a
los enfermos del demasiado teorizar y concentró su atención en la medicina
clínica. La iatroquímica hacía hincapié en los aspectos cualitativos de la
medicina y además era incapaz de explicar la especificidad de los fenómenos
naturales, mientras que la iatromecánica se prestaba al análisis cuantitativo y
proponía mecanismos bien definidos para la mencionada especificidad.
LA IATROMECÁNICA
La iatromecánica es la doctrina que
compara al cuerpo humano con una máquina artificial y pretende explicar su
funcionamiento sobre bases puramente físicas. En este sistema las partes
sólidas del organismo constituyen diferentes maquinarias o conductos inertes
que obedecen las leyes de la estática, mientras que los líquidos se rigen por
los principios de la hidráulica. Se acepta que uno de los primeros
iatromecánicos fue Santoro Santorio, a quien ya mencionamos como uno de los
primeros en introducir métodos cuantitativos en la medicina. Pero quizá el
miembro más prominente de la escuela iatromecánica haya sido Giovanni
Alfonso Borelli (1608-1679), quien nació en Nápoles y estudió matemáticas
en Roma.
El libro de
Borelli, De motu animalium, consta de dos partes. La primera iatromecánica, o mejor aún, iatromatemática, en la descripción de
los movimientos corporales basada en los principios de la mecánica física, y
revela una experiencia personal muy amplia de disecciones en distintas especies
animales. La segunda parte es un tratado magistral de fisiología que incluye la
contracción muscular, la función renal, la respiración, la secreción biliar,
algunos aspectos de la nutrición y de la digestión y hasta comentarios sobre la
fiebre.
Entre los iatromecánicos más
entusiastas debe mencionarse a Archibald Pitcairn (1652-1713), se cambió
a medicina en París y se graduó en 1680 en Reims, atacó fuertemente todos los
sistemas médicos, señalando que su búsqueda de las "causas" de los
fenómenos son estériles y que lo único que podemos conocer son las relaciones
de las cosas entre sí y las leyes y propiedades de sus apariencias. Se limita a
analizar los fenómenos observables y expresa sus leyes en forma matemática.
Un sistema muy cercano al
iatromecánico fue el llamado mecánico-dinámico, postulado por Friedrich
Hoffmann (1660-1742) en su libro Fundamenta medicinae de 1695. El
sistema de Hoffmann se basa en la anatomía y en la física, pero en la anatomía
de Hoffmann se incluye la fisiología y en la física se estudian los movimientos
de los cuerpos; la química es de importancia secundaria. El elemento central es
el movimiento.
Hoffmann tenía muy presente que
algunas heridas menores, como pequeñas cortaduras o venisecciones torpemente
realizadas a veces se complicaban con inflamaciones y supuraciones muy
aparatosas, acompañadas de fiebre elevada, delirio y aun la muerte. Los
tratamientos recomendados por Hoffmann eran sencillos y escasos en drogas: en
primer lugar debían regularse los movimientos anormales, relajar los espasmos y
aumentar la contracción de los órganos demasiado relajados.
ANIMISMO O VITALISMO
Entre los primeros animistas debe
mencionarse a Van Helmont y a Willis, quienes también figuran como
iatroquímicos. El Archeus del primero corresponde al ánima, que
reside en el estómago y en el bazo; en cambio, el segundo postuló la existencia
no de una sino de dos ánimas distintas, la racional (inmortal y
específica del hombre) y la material (compartida con los animales), pero que no
participan en la enfermedad. El personaje central en la historia del animismo
es Georg Ernst Stahl (1639-1734).
Stahl rechaza
lo relacionado con las ciencias naturales en la medicina; en su concepto, el
organismo es totalmente distinto de una máquina y solo puede comprenderse como
el producto de un principio inmaterial que le confiere forma, función, armonía
y permanencia. El cuerpo humano es completamente pasivo, un autómata manejado
por una entidad denominada de distintas maneras anima, natura, principium
vitae, Natur, physis, y otros nombres más. Stahl había observado la
asombrosa capacidad de autorregulación del organismo; como químico se preguntó
cómo era posible que una estructura tan compleja y tan destructible como el
cuerpo humano mantuviera su integridad frente a tantas agresiones y no se
desintegrara como ocurre tan rápidamente después de la muerte. Incapaz de
explicar estas dos propiedades del cuerpo humano (autorregulación y
conservación) por medio de las teorías médicas en boga en su tiempo, la
iatroquímica y la iatromecánica, Stahl inventó una solución Perfecta: el ánima. El ánima imparte vida a la
materia muerta, genera el cuerpo humano como su residencia y lo protege contra
la desintegración, que solamente ocurre cuando el ánima lo abandona y se
produce la muerte.
Para su terapéutica, Stahl
consideraba que el propio organismo era el mejor agente, a través de la vis
medicatrix naturae, que era lo mismo que el ánima. Como esta última
era la causa de todas las enfermedades, también podía curar todo. Las medidas
terapéuticas debían actuar a través del ánima, o mejor
aún, de los "movimientos" resultantes de su acción, inhibiéndolos
cuando fueran excesivos o estimulándolos cuando fueran débiles o estuvieran
ausentes. Stahl estaba a favor de las sangrías, tanto en padecimientos agudos
como crónicos; otros medicamentos que recetaba eran purgantes, eméticos,
diaforéticos, polvos gástricos.
A fines del siglo XVIII el animismo
de Stahl y sus seguidores cambio de nombre (pero no de espíritu) con Paul
Joseph Barthez (1734-1806), cuyas ideas empezaron a conocerse como vitalismo.
El principio vital de Barthez es simplemente "la causa de los
fenómenos de la vida en el cuerpo humano". El principio vital está dotado de movimientos y
sensibilidad; además, es distinto de la mente, se encuentra distribuido en
todas partes del organismo y no puede funcionar de manera aislada en ninguna de
ellas, ya que rápidamente se generaliza por medio de simpatías o afinidades
existentes entre los distintos órganos. La enfermedad se debe a alguna
alteración del principio vital; por ejemplo, los padecimientos nerviosos
son un debilitamiento de sus poderes, mientras que las fiebres pútridas son
fermentaciones que tienden a la corrupción; otro ejemplo serían las
enfermedades malignas, en las que el principio vital está muy disminuido
o ausente.
IRRITABILIDAD, SOLIDISMO, BROWNISMO
Y MESMERISMO
Durante la Edad Barroca surgieron
otras "escuelas" o teorías médicas que pretendían sustituir a
la teoría humoral de Galeno. Una usó el concepto de irritabilidad,
introducido por Francis Glisson (1597-1677), para explicar que "después de
la muerte las fibras se contraen al ponerlas en contacto con licores ácidos o
picantes". Fue Albrecht von Haller (1708-1777) quien desarrolló de
manera más extensa el concepto de irritabilidad y la apoyó con datos
experimentales (según él, sólo para identificar las partes del cuerpo que
poseen irritabilidad realizó 567 experimentos).
El solidismo
o patología neural fue una de la reacciones más intensas en contra de la teoría
humoral de la enfermedad de Galeno. Fue propuesto por William Cullen
(1712-1790). De acuerdo con Cullen, el sistema nervioso desempeña el papel
central en la patología humana y lo que se enferma no son los humores o
líquidos sino los tejidos y órganos sólidos del cuerpo. Cullen postuló la
existencia de una fuerza o principio indefinido generado por el sistema
nervioso que inicia y mantiene todos los procesos fisiológicos y patológicos
que se dan en el organismo. Cullen llamó a este principio fuerza nerviosa,
actividad nerviosa, fuerza animal o energía del cerebro.
La terapéutica de Cullen era
sencilla y muy seleccionada: para disminuir el espasmo aconsejaba purgantes y
eméticos, baños calientes y opio; para eliminar la atonía y fortalecer el
corazón usaba baños fríos y tónicos como el vino y la quinina, y como medidas
generales recomendaba dietas y diuréticos.
John Brown (1735-1788), quien redujo la irritabilidad y el solidismo o patología neural al absurdo y lo bautizó como brownismo. El principio central del brownismo es la excitabilidad, presente en todo el organismo pero concentrada en el sistema neuromuscular. La excitabilidad de Brown amalgama los conceptos de irritabilidad y sensibilidad de Glisson, Haller y Cullen; sin embargo, para Brown la vida sólo existe cuando las influencias externas actúan sobre la excitabilidad y generan una respuesta congruente con ellas. La vida no es un fenómeno independiente o espontáneo, sino más bien la reacción continua del organismo a estímulos externos. La salud es el equilibrio momentáneo entre el nivel de estimulación externa y la magnitud de la reacción generada en estructuras excitables; la relación entre estos dos elementos primordiales es puramente cuantitativa.
John Brown (1735-1788), quien redujo la irritabilidad y el solidismo o patología neural al absurdo y lo bautizó como brownismo. El principio central del brownismo es la excitabilidad, presente en todo el organismo pero concentrada en el sistema neuromuscular. La excitabilidad de Brown amalgama los conceptos de irritabilidad y sensibilidad de Glisson, Haller y Cullen; sin embargo, para Brown la vida sólo existe cuando las influencias externas actúan sobre la excitabilidad y generan una respuesta congruente con ellas. La vida no es un fenómeno independiente o espontáneo, sino más bien la reacción continua del organismo a estímulos externos. La salud es el equilibrio momentáneo entre el nivel de estimulación externa y la magnitud de la reacción generada en estructuras excitables; la relación entre estos dos elementos primordiales es puramente cuantitativa.
El mesmerismo fue introducido
por Franz Anton Mesmer (1734-1815) a fines del siglo XVIII. En 1774 publicó sus
experimentos y en 1799 apareció su libro Mémoire sur la découverte de
magnétisme animal, en el que resume su doctrina. También llamado magnetismo animal (sobre
todo en los siglos XVIII y XIX) es el estado o el resultado de alguien
al ser magnetizado. Según su descubridor, Franz Anton Mesmer, se trata
de un estado particular de vibración del fluido universal.
Mesmer recibió el
patrocinio de María Antonieta y el rey Luis XIV le entregó 10 000 francos para
que fundara un Instituto Magnético y otros 20 000 francos para su uso personal. Mesmer daba clases de magnetización a 100 luises de oro por estudiante, fundó
una Orden de la Harmonía para sus benefactores, tinas magnéticas llenas con agua sulfurada y otros ingredientes, de las que
salían tubos metálicos con anillos colgados por medio de los cuales los
participantes en la sesión establecían contacto. En estas sesiones Mesmer
aparecía vestido con estrambóticos ropajes color lila y tocaba con una banda o
con sus manos a los pacientes. Estas sesiones eran muy populares y muy pronto
hicieron a Mesmer un hombre rico, entre sus clientes se contaban Lafayette y
muchos de los literatos, políticos y aristócratas más prominentes de su época.
LA NOSOLOGÍA
Ya se mencionó, en el siglo XVII
Sydenham preconizó el abandono de las teorias médicas y la necesidad de
construir la historia natural de las enfermedades a partir de la observación y
la descripción de los hechos patológicos. Sus enseñanzas fueron recogidas casi
50 años después por Francois Boissier de Sauvages (1706-1767), a quien ya hemos
mencionado como un vitalista de Montpellier. Sauvages adoptó la idea de que las
enfermedades debían describirse del mismo modo que las plantas y en 1731-1734
publicó un pequeño libro titulado Nouvelles classes de maladies, que
entre otros méritos tuvo el de estimular el interés de Carl von Linneo
(1707-1778) en el mismo tema.
Sauvages continuó trabajando en la clasificación
de las enfermedades y en 1768 publicó su obra magna Nosologia methodica
sistens morborurn classes juxta Sydenhami mentem et botanicorum ordinem
en tres volúmenes y con la enumeración de 2 400 clases diferentes de
enfermedades. Siguiendo un criterio aristotélico, Sauvages clasifica las
enfermedades en géneros, especies, clases y órdenes; la clasificación pretende
basarse en los síntomas, pero a veces se usa también la localización anatómica o
la etiología. Se distinguen 10 grupos generales de enfermedades con 44 órdenes
y 315 géneros. En niguna parte aparece la historia natural de la enfermedad
como el elemento fundamental para distinguirlas a unas de otras.
- Carrillo, JL. (1992). Historia de la ciencia y la técnica. La
medicina en el siglo XVIII. VOL. 30 Ediciones Akal. Madrid España.
- Barfield Thomas. Diccionario
de antropología. Siglo XXI editores.
- Pérez, T.R (1997). De la
magia primitiva a la medicina moderna. Recuperado de:
http://www.bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sities/ciencia/volumen3/ciencia3/154/html/sec_14.html
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